Hombre de gran capacidad intelectual, la que se acrecentaba con humildad….de esa que es genuina. Cercano, un caballero, siempre impecablemente vestido, tranquilo, silencioso. Sobre todo, un buen cristiano, dando ejemplo en cada uno de sus pasos, evangelizando.

Su familia, un pilar. Su esposa fue parte también de nuestra historia. Lo acompañó en eucaristías, ceremonias, el día a día de nuestros patios. Dónde terminaba la casa y empezaba el colegio era un enigma, porque Gonzalo vivió ese tiempo donde el Diego fue construido a pulso, con la voluntad de dar lo mejor para los que no tienen nada. Somos herederos de esos héroes que animaron al Diego del pasado.

Sus cursos siempre fueron ejemplo de su impronta. Generó estudiantes respetuosos, atentos. El año 2018 Cuarto Medio A generó una chaqueta especial para su profesor Tutor, la cual le fue entregada entre aplausos.

Los años corren y por más que intentamos perseguirlos, terminan por llevarnos la delantera. La única forma que tenemos de sobreponernos a los plazos, los límites que el tiempo determina, es recordando, conmemorando, instalando historia. Gonzalo dejó de ser parte de la planta de docente del Diego, puesto que la jubilación terminó por ser una realidad. Sin embargo, nuestra institución no quiere que deje de estar presente.

Por ello, el pasado día 13 de marzo, aniversario de la fundación del colegio, este gran educador fue invitado de honor a la visita que cada año realizamos con la Banda de Guerra. Ya de regreso, recibió el homenaje de los últimos estudiantes que tuvieron el privilegio de ser educados por él.
Este fue el mejor escenario para nombrar oficialmente al Taller Eléctrico como “Taller Gonzalo Jirón Tapia”. Has quedado en la historia de tu segunda casa, querido maestro. Que Dios y la Buena Madre sigan cuidando tu camino.